Johannesburgo, 13 de noviembre de 2025

A pocos días de celebrarse la Cumbre del G20 en la ciudad de Johannesburgo, el ambiente internacional se ve marcado por la incertidumbre tras la confirmación de que varios líderes mundiales no asistirán al evento. Entre ellos figura el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien anunció que no participará alegando motivos de seguridad y desacuerdos políticos con algunos de los países miembros.
La ausencia de figuras clave como Trump y otros mandatarios europeos ha generado preocupación entre los organizadores, que temen que la cumbre pierda peso político y se convierta en un encuentro meramente simbólico. China, por su parte, confirmó que estará representada por su primer ministro, Li Qiang, lo que refuerza la idea de una cita marcada por tensiones diplomáticas más que por acuerdos concretos.
Sudáfrica, país anfitrión, enfrenta el reto de mantener la relevancia del evento en medio de divisiones profundas entre las potencias sobre temas globales como el cambio climático, el comercio y la gobernanza internacional. Los analistas advierten que el foro podría terminar sin una declaración conjunta sólida, lo que evidenciaría el debilitamiento del multilateralismo en un momento en que la cooperación global resulta más necesaria que nunca.
Pese a las dificultades, la cumbre sigue generando expectativa. Se espera que se aborden temas como la inflación mundial, los conflictos geopolíticos, la transición energética y las nuevas regulaciones para la inteligencia artificial. Sin embargo, la falta de consenso amenaza con convertir la reunión en una serie de encuentros bilaterales sin grandes resultados.
Johannesburgo ya se encuentra bajo fuertes medidas de seguridad y con una gran presencia mediática. Aun así, los organizadores confían en que el evento sirva para relanzar el papel del G20 como espacio de diálogo entre las principales economías del planeta, aunque todo apunta a que esta edición será una de las más tensas y fragmentadas de los últimos años.

